
Por Bruno Cortés
Balancán, Tabasco, 7 de mayo de 2025 – En medio del sofocante calor tropical y el aroma a tierra mojada tras las lluvias recientes, un grupo de estudiantes del Instituto Tecnológico Superior de los Ríos (ITSR) se plantó en la carretera principal del municipio, alzando carteles y voces. La escena, inicialmente serena, mutó en caos cuando decenas de elementos de la Policía Estatal y la Guardia Nacional irrumpieron para disolver la protesta, en una operación que ha despertado críticas por su desproporcionalidad.
La manifestación, organizada por estudiantes y respaldada por madres, padres y docentes, tenía como objetivo denunciar presuntos actos de corrupción, nepotismo y desvío de recursos por parte del director del ITSR, Iván Arturo Pérez Martínez. Las demandas iban acompañadas de pancartas, megáfonos y un profundo sentido de dignidad que, pese a la presión policial, no cedió. La protesta se convirtió en un símbolo de hartazgo frente a lo que consideran un abandono institucional.
Las imágenes compartidas en redes sociales muestran a jóvenes y adultos enfrentándose con valor a los cuerpos de seguridad, sin más arma que su voz. Un padre de familia ondeando una bandera fue empujado por policías estatales, mientras las cámaras captaban el momento en que los estudiantes retrocedían para refugiarse en el instituto, ante la amenaza de arrestos. La indignación no tardó en viralizarse: periodistas, activistas y medios como Aristegui Noticias y Azteca dieron eco a los hechos.
Aunque el gobernador Javier May Rodríguez no ha emitido una declaración directa sobre la confrontación, su administración se vio obligada a reaccionar. El secretario de Gobierno, José Ramiro López Obrador, anunció que se designará un director interino mientras se realiza una auditoría al manejo del ITSR. Además, justificó el desalojo con el argumento de que la carretera bloqueada era la única vía de acceso al hospital de Balancán, lo que desató nuevas críticas por parte de la ciudadanía.
Los estudiantes, en un comunicado difundido por el sitio web del propio instituto, responsabilizan al director Pérez Martínez y a sus vínculos políticos con Morena por el deterioro académico y administrativo del ITSR. Acusan una red de complicidades que ha secuestrado la vida universitaria y obstaculizado el desarrollo de los jóvenes en una región ya golpeada por la inseguridad.
En contraste con este episodio, el gobernador May ha promovido en otras ocasiones acciones educativas como la entrega de tabletas electrónicas a estudiantes de secundaria en Balancán. Sin embargo, esta represión empaña sus esfuerzos y proyecta una imagen autoritaria que pone en entredicho su compromiso con la juventud y el derecho a la manifestación pacífica.
La sociedad civil, diversos colectivos estudiantiles y organizaciones defensoras de derechos humanos han manifestado su respaldo a los jóvenes. Para muchos, el valor mostrado en Balancán evoca otros momentos de resistencia estudiantil en la historia mexicana, con la esperanza de que esta vez el diálogo supere al autoritarismo. No se trata únicamente de una disputa local, sino de una lucha por dignidad, justicia y la posibilidad de un futuro distinto.
Este episodio, más allá de los números y la retórica, deja una postal potente: la juventud tabasqueña, aún en un entorno adverso, se levanta para defender su derecho a una educación limpia, justa y libre de corrupción. La auditoría anunciada es solo un primer paso. Ahora, la mirada está puesta en las acciones, no en los discursos.