
Por Bruno Cortés
Imagínate cenar en completa oscuridad, sin saber qué te van a servir, mientras una voz susurra en tu oído la historia del platillo. O tomar una copa de vino mientras una bailarina gira alrededor de tu mesa. En la Ciudad de México, la comida dejó de servirse solo en platos: ahora llega con luces, aromas, sonidos y sensaciones inesperadas.
Bienvenidos al mundo de las cenas inmersivas, un fenómeno que está creciendo en la capital mexicana y que combina la gastronomía de autor con el arte escénico, la tecnología sensorial y el storytelling culinario. Lo que antes era exclusivo de ciudades como Londres, Tokio o Nueva York, ahora florece en lugares como la Roma, la Juárez y Santa María la Ribera.
Una de las experiencias más impactantes es «Cena Clandestina en la Oscuridad», organizada por el colectivo Sensorial CDMX. Aquí los comensales cenan a ciegas, literalmente, lo que obliga a todos los sentidos —menos la vista— a despertar. La textura, el aroma y los sonidos cobran una importancia inusual, y los chefs juegan con esa vulnerabilidad para crear una conexión más profunda con el plato.
Otro proyecto que ha ganado fama es “La Cena de los 5 Sentidos”, una experiencia itinerante que cada mes cambia de locación secreta. En una antigua casona o un taller de arte, se sirven platillos acompañados por música en vivo, intervenciones teatrales y hasta olores diseñados para acompañar cada tiempo.
Estos eventos no solo ofrecen comida: ofrecen memoria. “Queremos que la gente no solo recuerde qué comió, sino lo que sintió”, explica Fernanda Arizmendi, productora de eventos multisensoriales en CDMX. Y eso se logra mezclando gastronomía con performance, iluminación creativa y hasta tecnología de realidad aumentada.
Además, lo inmersivo no siempre significa caro. Muchas experiencias ofrecen paquetes accesibles, con precios entre los $600 y $1,200 pesos por persona, dependiendo del número de tiempos y del nivel de producción artística. Un costo similar al de una salida a un restaurante de moda, pero con una historia que contar al día siguiente.
Las redes sociales han sido fundamentales para su difusión. TikTok e Instagram están llenos de videos de personas sorprendidas al descubrir sabores desconocidos en espacios inusuales. Es una tendencia que conecta con el deseo millennial y centennial de “vivir experiencias”, no solo consumir productos.
La CDMX se ha convertido en el escenario ideal para estas propuestas, gracias a su riqueza cultural, su escena artística viva y su ecléctica gastronomía. Aquí, cada cena puede ser también una obra de arte efímera, un acto de provocación sensorial o una declaración de amor al placer.
Así que si ya te aburriste del mismo restaurante de siempre, quizás sea hora de dejarte sorprender. Porque en esta ciudad, hay cenas que no solo se comen… se viven.