El próximo 1 de junio, México vivirá un parteaguas en su historia democrática con la elección directa de ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Entre los perfiles que buscan renovar el rostro del Poder Judicial destaca el de Marisela Morales Ibáñez, ex procuradora general de la República y primera mujer en ocupar ese cargo. Su candidatura representa una apuesta por la experiencia, la independencia judicial y un enfoque centrado en los sectores históricamente olvidados.
Morales decidió arrancar su campaña en Santa María Tomatlán, Iztapalapa, el mismo lugar donde nació y creció. Ahí, entre calles de tierra, escuelas públicas y mercados sobre ruedas, afirmó que su vocación por el derecho nació al ver la desigualdad y el abandono institucional. “Desde este rincón de la ciudad, que me dio identidad y fuerza, empiezo una campaña que busca acercar la justicia a quienes más la necesitan”, dijo ante vecinas, vecinos y medios de comunicación.
Su trayectoria es sólida: egresada de la UNAM con estudios de posgrado en el INACIPE y la Universidad de Pavía, ha sido reconocida por su labor en temas de justicia penal, derechos humanos y relaciones internacionales. Como cónsul en Milán, continuó su trabajo por los derechos de las y los mexicanos en el extranjero. Hoy, su objetivo es regresar a las raíces: al México que necesita instituciones fuertes y funcionarios con vocación de servicio.
Durante su campaña ha expuesto cinco compromisos que delinean su propuesta como ministra: defender la independencia del Poder Judicial, combatir la corrupción, garantizar el acceso a la justicia, fortalecer la defensoría pública y consolidar instituciones que atiendan de forma efectiva a mujeres víctimas de violencia. Son compromisos que, asegura, no se quedan en el discurso. “La justicia debe dejar de ser un privilegio para convertirse en un derecho efectivo”, ha señalado.
Morales reconoce que el sistema judicial necesita una transformación de fondo. Por ello, ha insistido en que su compromiso es con la Constitución y con la gente. “No podemos seguir con jueces y juezas alejados de la realidad. La justicia tiene que entenderse desde la calle, no solo desde los tribunales”, comentó en un reciente foro ciudadano. Para ella, acercar la justicia significa también agilizar procesos, eliminar intermediarios y blindar las decisiones judiciales de intereses políticos o económicos.
En las encuestas más recientes, como la de El Financiero, aparece con un 12% de las preferencias, detrás de otras candidatas como Yasmín Esquivel y Lenia Batres. No obstante, Morales ve en esta elección una oportunidad de hablar directamente con la ciudadanía, de explicar propuestas y de superar el desconocimiento generalizado sobre el proceso. “Falta mucha información, pero confío en que la gente sabrá identificar a quien tiene experiencia y una causa justa”, dijo.
Su paso por la administración de Felipe Calderón y su cercanía con figuras polémicas como Genaro García Luna han generado cuestionamientos. Ella ha respondido con firmeza: “Mi actuación siempre fue legal y transparente. No tengo nada que ocultar. Yo sí puedo mirar a los ojos a cualquier persona”. Para Morales, esos años le dieron las herramientas necesarias para entender las fallas del sistema y saber dónde intervenir.
Marisela Morales es la candidata número 20 en la boleta electoral. Representa una propuesta que combina experiencia técnica con sensibilidad social. En un momento clave para el país, su candidatura busca ofrecer una opción distinta, enfocada en poner a la gente al centro del sistema de justicia. Su mensaje es claro: “La justicia no es para unos cuantos. Es para todas y todos, y debe estar al alcance de quienes la necesitan, no solo de quienes pueden pagarla”.