
Bajo el techo rústico del Salón de los Ganaderos, entre las voces curtidas del campo y el eco de décadas de lucha social, la Dra. Marisela Morales Ibáñez lanzó una propuesta poco común en el universo judicial mexicano: hacer de la justicia un asunto de todos. Este domingo, la candidata a ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación eligió Tecpan de Galeana, Guerrero, como escenario para compartir su visión de un sistema que escuche, entienda y responda.
Rodeada por ejidatarios, líderes del sector maderero, abogados y representantes ciudadanos, Morales Ibáñez ofreció una conferencia con un título que no escatima en profundidad: “Los retos de la administración de justicia ante la transformación nacional”. En ella, dejó claro que su apuesta es por un Poder Judicial que deje atrás la torre de marfil y baje al terreno fértil —y también accidentado— de la realidad mexicana.
“No puede haber justicia sin escuchar a la gente. Si la justicia no es para todos, no es justicia”, sentenció la exprocuradora, con la convicción de quien ha estado en el centro del huracán institucional y no le teme al desafío de transformarlo. Su propuesta, sencilla en forma pero compleja en fondo, se basa en tres pilares: acceso sin excepciones, reforma interna con rendición de cuentas, y una justicia cimentada en derechos humanos.
El discurso no cayó en saco roto. Juan Alberto Romero Rosas, presidente de la Asociación Ganadera Local, reconoció el gesto de apertura y el respeto al diálogo con sectores frecuentemente ignorados en las grandes decisiones del país. “Necesitamos más encuentros así: donde no solo se nos escuche, sino que nuestras preocupaciones lleguen a la mesa de decisiones”, dijo.
Uno de los momentos más significativos fue cuando Morales Ibáñez reconoció los avances logrados por la ciudadanía organizada en Tecpan, especialmente en materia de seguridad comunitaria. Lejos de la retórica vacía, puso sobre la mesa ejemplos de cómo la cohesión social puede suplir —y a veces superar— las deficiencias del Estado.
Representantes del sector maderero, comités de seguridad, ejidatarios y abogados coincidieron en una demanda compartida: un sistema judicial que no solo sancione, sino que prevenga, dialogue y repare. “Queremos una justicia que no nos vea como casos, sino como personas”, expresó uno de los asistentes, arrancando un aplauso espontáneo del público.
La presencia de Morales en Tecpan fue, más que una gira de campaña judicial, un ejercicio de diagnóstico colectivo. A ras de suelo, entre café y miradas francas, la candidata a ministra dejó en claro que su agenda no se escribe en oficinas, sino en las comunidades que reclaman un sistema más justo, equitativo y eficaz.
Si algo quedó claro tras el encuentro, es que la justicia, en voz de Marisela Morales, quiere dejar de ser un concepto lejano para convertirse en un derecho tangible, en un puente entre la Constitución y el terreno de la vida diaria. Desde el corazón de Guerrero, la propuesta resonó: una justicia de carne y hueso, hecha para la gente.