A medida que pasan los años, es común que la memoria se debilite y que aprender nuevas cosas se vuelva un reto. Muchas personas lo interpretan como un signo inevitable de envejecimiento cerebral. Sin embargo, una línea creciente de evidencia científica apunta a una alternativa sorprendente para mantener la mente joven: aprender y usar más de un idioma. Lejos de ser solo una herramienta de comunicación, el multilingüismo parece actuar como un escudo contra el deterioro mental asociado con la edad.
Un estudio publicado este lunes 10 de noviembre en Nature Aging sostiene que hablar varios idiomas se asocia con un envejecimiento más lento. “Las trayectorias de envejecimiento están influenciadas por factores de riesgo modificables, y estudios previos han sugerido que el multilingüismo podría ofrecer un efecto protector”, señala la investigación. Esta conclusión se alcanzó tras analizar a 86,149 participantes de 27 países, a quienes se evaluó para detectar señales de aceleración o retraso en su envejecimiento biológico y mental.
Los científicos utilizaron el concepto de “brecha de edad bioconductual”, que compara la edad cronológica con la edad estimada a partir de la salud, el nivel educativo, la función cognitiva y otros factores de riesgo o protección. Por medio de un modelo de inteligencia artificial, estimaron la edad biológica de cada persona considerando variables como hipertensión, diabetes y pérdida auditiva, así como elementos protectores como el nivel educativo y la funcionalidad diaria. Una diferencia negativa entre ambas edades indicaba un envejecimiento más lento; una diferencia positiva, uno acelerado. En las imágenes del estudio se observa cómo se distribuyó la muestra de más de 86 mil participantes y cómo se calculó la edad esperada en función de estos factores.
Hernán Hernández, coautor del estudio, explicó que esta investigación surgió tras un trabajo previo que exploraba cómo el nivel de contaminación y la calidad democrática de un país se relacionan con el envejecimiento. Los resultados mostraron patrones llamativos: “Los países con mejor calidad democrática mostraban una mayor relación con el envejecimiento, al igual que los de economías más débiles. En ese análisis, los países africanos aparecieron primero, seguidos por los latinoamericanos, los asiáticos y los europeos. Sabíamos que el lenguaje también influye en el envejecimiento y decidimos combinar ambos enfoques”, señaló.
Los resultados fueron contundentes. Mientras más idiomas domina una persona, mayor es el efecto protector sobre su edad biológica. En contraste, quienes hablan una sola lengua mostraron un riesgo más alto de envejecimiento acelerado. Para los especialistas, esto tiene una explicación neurológica clara. El neurocientífico Jason Rothman detalla que usar varios idiomas exige un constante esfuerzo cerebral: cada vez que un hablante bilingüe selecciona una palabra, inhibe otra; y cada cambio de lengua demanda una reorganización rápida de las redes cerebrales que controlan la memoria y la atención, funciones que tienden a deteriorarse con el tiempo.
Rothman explica que esta habilidad se sostiene en un sistema interno denominado control lingüístico, una red neuronal que coincide en gran medida con el sistema de funciones ejecutivas, responsable de regular la memoria de trabajo, la atención sostenida, la toma de decisiones y la flexibilidad cognitiva. Estas funciones se activan de forma continua en las personas que hablan o cambian entre varios idiomas, ejercitando así regiones clave del cerebro.
El estudio concluye que el multilingüismo puede actuar como un factor protector contra el envejecimiento acelerado incluso en contextos donde existen diferencias marcadas en factores sociales, económicos, lingüísticos o políticos. A partir de ello, los investigadores destacan la necesidad de impulsar políticas públicas y educativas que fomenten desde edades tempranas el aprendizaje de idiomas como una estrategia de salud preventiva.
En un mundo que envejece rápidamente, promover el aprendizaje de lenguas no solo amplía horizontes culturales, sino que también puede fortalecer la resiliencia cognitiva y contribuir a un envejecimiento más saludable a nivel global. “En definitiva, la integración del multilingüismo en los marcos de salud pública y educación resulta prometedora para mejorar el envejecimiento saludable a nivel mundial”, concluye el estudio.
