
La curiosidad natural de las ballenas jorobadas y su sorprendente habilidad para interactuar con humanos están brindando nuevas claves para una de las preguntas más antiguas de la humanidad: ¿cómo nos comunicaríamos con vida extraterrestre? Un estudio conjunto del Instituto SETI y la Universidad de California Davis, publicado en Marine Mammal Science, revela por primera vez un comportamiento inesperado en estos cetáceos: la producción voluntaria y aparentemente juguetona de grandes anillos de burbujas durante encuentros amistosos con humanos.
Este fenómeno, captado en 12 episodios distintos e involucrando a 11 ballenas individuales, documenta un total de 39 anillos de burbuja lanzados hacia embarcaciones o nadadores. A diferencia del uso habitual de burbujas para cazar presas o competir por hembras —comportamientos ya bien documentados—, esta nueva conducta parece carecer de propósito utilitario. Los científicos creen que podría representar una forma de juego o incluso un intento de comunicación.
El proyecto WhaleSETI, responsable del estudio, tiene un objetivo ambicioso: comprender sistemas de inteligencia no humana para crear herramientas que faciliten la detección y análisis de señales provenientes del espacio. Así como los científicos analizan ambientes extremos en la Tierra como la Antártida para simular condiciones marcianas, este equipo busca en el mundo submarino patrones de comunicación no humanos que podrían servir de modelo para entender señales extraterrestres.
El Dr. Laurance Doyle, del Instituto SETI, destaca que las ballenas jorobadas han desarrollado comportamientos complejos de forma independiente al ser humano. “Una suposición fundamental en la búsqueda de inteligencia extraterrestre es que esa vida querrá comunicarse con nosotros. El comportamiento curioso y espontáneo de las ballenas jorobadas refuerza esta idea”, explicó Doyle.
Fred Sharpe, otro de los coautores, subraya que estos mamíferos marinos no solo viven en sociedades complejas, sino que además muestran empatía interespecies y utilizan herramientas —como estos anillos de burbujas— de formas no convencionales. “Soplar burbujas hacia nosotros podría ser un intento lúdico de observar nuestra reacción o incluso de iniciar un diálogo primitivo”, sugirió.
Jodi Frediani, fotógrafa de vida silvestre marina y también coautora del estudio, señaló que el patrón se ha observado en diferentes poblaciones de ballenas alrededor del mundo, con individuos que se acercan voluntariamente a humanos para realizar este tipo de comportamiento.
Para el equipo de WhaleSETI, esta investigación representa un paso más hacia el diseño de algoritmos y filtros que ayuden a interpretar posibles señales inteligentes en el cosmos. Como dijo la reconocida experta Karen Pryor, “los patrones de producción de burbujas en los cetáceos constituyen un modo de comunicación inaccesible para los mamíferos terrestres”. Esta idea cobra ahora un nuevo valor, no sólo para entender a las criaturas del océano, sino para prepararnos ante un eventual contacto con inteligencias fuera de nuestro planeta.