
La Concachampions 2025 está en su fase más emocionante, y la posibilidad de que un equipo mexicano juegue la gran final en casa mantiene en vilo a la afición. Con Cruz Azul y Tigres aún en contienda y la sede aún sin definir, la expectación crece dentro y fuera del terreno de juego.
Vancouver Whitecaps ya aseguró su lugar en la final tras vencer sorpresivamente al Inter Miami, eliminando así al equipo de Lionel Messi. Pero su pase, aunque merecido, no garantiza que la final se dispute en suelo canadiense. La Concacaf ha dejado claro que la sede dependerá del rendimiento acumulado en las fases previas.
En este sentido, si Cruz Azul o Tigres logran superar al equipo canadiense tanto en resultados como en diferencia de goles, podrían ser anfitriones del partido más importante del torneo. Esto, claro, si la Concacaf no decide imponer un criterio comercial sobre el deportivo, como ya se especula con la opción de Las Vegas.
En la ida de semifinales entre Cruz Azul y Tigres, el marcador quedó 1-1, lo que deja todo abierto para el partido de vuelta. Quien gane no solo llegará a la final, sino que tendrá la oportunidad de representar a México en la próxima edición del Mundial de Clubes 2025.
Históricamente, los equipos mexicanos han dominado esta competencia, aunque en los últimos años el crecimiento de la MLS y de la Canadian Premier League ha empezado a equilibrar la balanza. La victoria de Vancouver demuestra que los clubes del norte también quieren escribir su historia.
Para Cruz Azul, sería una revancha luego de quedarse en la orilla en ediciones anteriores. Para Tigres, una oportunidad de reafirmar su lugar como potencia regional. Ambos cuentan con plantillas competitivas y técnicos de experiencia, por lo que cualquier pronóstico es arriesgado.
La controversia por la sede se intensificó luego de que se filtrara que Concacaf estaría negociando con promotores estadounidenses para llevar la final a un estadio en Las Vegas, independientemente de los finalistas. Esta decisión sería vista como una jugada comercial, pero que afectaría la equidad del torneo.
Aficionados, analistas y directivos han expresado que, si el rendimiento en cancha es el criterio, México debería tener el derecho de recibir la final si uno de sus clubes lo merece. La presión sobre la Concacaf crece, y se espera que el anuncio oficial se dé en los próximos días.
Mientras tanto, el balón sigue rodando y la emoción no cede. Los partidos de vuelta prometen ser auténticas batallas futbolísticas, con la gloria continental como recompensa. México está cerca de otra final… siempre y cuando la cancha hable más fuerte que las oficinas.
El fútbol, como la justicia, debería definirse dentro del campo.