
Poner a cargar el celular por la noche es una práctica común. Lo que muchos olvidan es desenchufar el cargador al amanecer, cuando la batería ya está al 100%. Aunque no lo parezca, este pequeño descuido representa un problema mayor conocido como “consumo fantasma”: la energía que consumen los dispositivos electrónicos mientras permanecen conectados a la corriente aunque no estén en uso.
Este fenómeno invisible puede sentirse con fuerza al final del mes, cuando llega el recibo de luz. Aunque cada cargador enchufado gasta solo 0.5 watts por hora cuando no está cargando, esa cifra se acumula. En un año, representa unos 432 Wh. Si eso parece poco, considera que otros aparatos como televisores en modo reposo pueden llegar a consumir hasta 26.8 kWh anuales. En pesos, eso equivale a unos 23 pesos por un solo equipo. Si multiplicamos este hábito por varios dispositivos conectados permanentemente, el resultado puede ser hasta el 10% del total de tu consumo eléctrico mensual.
En México, donde el hogar promedio paga unos 507 pesos al mes por electricidad, el consumo fantasma puede representar hasta 50 pesos mensuales, es decir, 600 pesos al año. Pero el daño no es solo económico. Dejar el cargador enchufado también genera calor, lo cual desgasta más rápido sus componentes y puede terminar acortando su vida útil. Comprar uno nuevo es un gasto innecesario, pero evitable.
Además, todo esto tiene un impacto ambiental. Cada carga innecesaria contribuye a la emisión de gases de efecto invernadero y al problema de los residuos electrónicos. Según cifras de Global E-Waste, México genera cerca de 1.5 millones de toneladas de residuos electrónicos al año, pero solo se recicla el 4%. Desconectar cargadores y dispositivos que no se usan ayuda a reducir esa cifra y a combatir el cambio climático, que ya está haciendo a las ciudades más calurosas y menos habitables.
Es cierto que las grandes industrias son responsables de la mayor parte de las emisiones contaminantes, pero eso no exime al ciudadano común de participar en el cambio. Cada pequeño gesto cuenta. Desconectar tu cargador cuando no lo usas es un punto de partida accesible y efectivo.
También puedes sumar otros hábitos: usar multicontactos con interruptor para desconectar varios dispositivos con un solo clic, instalar temporizadores para definir horarios de uso de ciertos aparatos, y revisar las etiquetas de consumo antes de adquirir nuevos equipos. Todas estas acciones ayudan no solo a reducir tu recibo de luz, sino también a prolongar la vida útil de tus dispositivos y a cuidar el planeta.