
La Feria Nacional Potosina (FENAPO), uno de los eventos culturales más importantes de San Luis Potosí, se ha visto envuelta en una polémica inesperada. La razón: el concierto gratuito de Marilyn Manson, programado para el 10 de agosto en el Teatro del Pueblo, ha generado un enfrentamiento entre la Iglesia católica y el gobierno estatal. Mientras la Arquidiócesis lo califica como un espectáculo que «insinúa el mal», el gobernador Ricardo Gallardo defiende la libertad de expresión y recuerda que «ya no estamos en los tiempos de la Santa Inquisición».
El arzobispo Jorge Alberto Cavazos Arizpe, líder de la Iglesia en la entidad, envió una carta formal al mandatario estatal solicitando la cancelación del concierto. En su misiva, argumentó que la música de Marilyn Manson —artista conocido por su estética oscura y letras controvertidas— no promueve valores de «hermandad o alegría» y podría interpretarse como una provocación hacia las creencias religiosas. Aunque admitió no conocer en profundidad la obra del músico, Cavazos expresó preocupación por el mensaje que su presentación enviaría a los jóvenes, comparándolo incluso con la prohibición de los narcocorridos, género ya vetado en el estado por considerarse dañino.
Sin embargo, el gobernador Gallardo Cardona respondió con firmeza, rechazando la petición y defendiendo el carácter laico de San Luis Potosí. «Aquí se respetan todas las libertades», declaró, enfatizando que la asistencia al concierto —al igual que a eventos religiosos como la Procesión del Silencio— es voluntaria. Su postura refleja un debate más amplio: hasta qué punto las instituciones pueden intervenir en la programación cultural basándose en criterios morales.
La FENAPO, que este año celebra «La magia de nuestros pueblos mágicos» del 8 al 31 de agosto, sigue adelante con el polémico concierto. Mientras grupos conservadores apoyan la postura eclesiástica, sectores jóvenes y artísticos aplauden la decisión del gobierno. El caso reaviva viejas tensiones entre tradición y modernidad, dejando una pregunta en el aire: ¿debe el arte someterse a límites religiosos, o su esencia radica justamente en desafiar convenciones?