
La NASA se prepara para dar un paso trascendental en la exploración espacial con la posibilidad de lanzar una misión humana hacia Marte tan pronto como en 2026. Este ambicioso plan toma fuerza con la asignación de mil millones de dólares en el presupuesto presidencial para el año fiscal 2026, presentado por la administración estadounidense. El objetivo: consolidar a Estados Unidos como líder en la nueva era de la exploración interplanetaria, al tiempo que reestructura significativamente sus programas actuales.
Un portavoz de la NASA confirmó que se están evaluando ventanas de lanzamiento tanto para 2026 como para 2028, en función de los avances tecnológicos y las condiciones astronómicas necesarias para un viaje tripulado a Marte. “Estamos considerando todas las oportunidades para probar tecnologías clave que permitirán un aterrizaje humano en el planeta rojo”, aseguró en declaraciones a la agencia EFE.
Este cambio de rumbo en la política espacial estadounidense no solo busca acelerar la exploración marciana, sino también afianzar el programa Artemis, que contempla regresar a la Luna en los próximos años. De hecho, el presupuesto incluye más de 7.000 millones de dólares destinados a misiones lunares, con el claro propósito de llegar allí antes que China, en lo que se perfila como una nueva carrera espacial entre potencias globales.
El impulso a Marte y la Luna implica también una reorientación drástica del enfoque financiero y estratégico de la NASA. La agencia ha anunciado que pondrá fin a varios programas considerados insostenibles desde el punto de vista económico. Entre ellos destacan el retorno de muestras de Marte —una iniciativa que resultó más costosa de lo previsto—, la continuación del Sistema de Lanzamiento Espacial (SLS) y la cápsula Orion tras la misión Artemis III, así como la finalización del programa Gateway, una estación orbital planeada para orbitar la Luna.
Además, se proyecta una transición hacia sistemas de transporte espacial desarrollados por el sector privado, considerados más eficientes y económicos. En este panorama, SpaceX se consolida como el principal aliado, gracias a su experiencia en cohetes reutilizables y su objetivo declarado de llevar humanos a Marte. Fundada por Elon Musk en 2002, la compañía ha liderado avances tecnológicos clave que la posicionan como pieza fundamental en los nuevos planes de la NASA.
El presupuesto también incluye una reestructuración progresiva de la Estación Espacial Internacional (ISS), con una reducción del tamaño de la tripulación y de las actividades científicas a bordo. El objetivo es permitir su desmantelamiento seguro antes de 2030 y reemplazarla por estaciones espaciales comerciales, en línea con la tendencia de delegar al sector privado gran parte de la infraestructura espacial.
Janet Petro, administradora interina de la NASA, subrayó que el nuevo enfoque presupuestario prioriza la investigación científica crítica y las tecnologías transformadoras que permitirán explorar el sistema solar en beneficio de toda la humanidad. La agencia también agradeció el interés de socios internacionales en participar en esta nueva etapa, lo que sugiere que futuras misiones podrían tener un carácter más colaborativo.
Con estos cambios, Estados Unidos redefine su estrategia espacial, enfocado ahora en consolidar una presencia humana sostenida más allá de la Tierra. Marte deja de ser una visión lejana para convertirse en un destino al alcance, mientras la Luna sirve como laboratorio de prueba. La carrera ha comenzado, y el año 2026 podría marcar un antes y un después en la historia de la exploración espacial.