
Ciudad del Vaticano.– En una emotiva y multitudinaria ceremonia celebrada frente a la Basílica de San Pedro, León XIV fue investido oficialmente como el nuevo líder de la Iglesia Católica. En su primer mensaje como Pontífice, hizo un ferviente llamado a la unidad, la paz y la fraternidad entre los pueblos, en un momento en el que el mundo atraviesa desafíos sociales, políticos y ambientales sin precedentes.
Miles de fieles acudieron a la misa de inicio del ministerio petrino, junto con representantes de más de 150 países, líderes religiosos de diversas confesiones, y jefes de Estado y de gobierno. La presencia global en la ceremonia subrayó la relevancia diplomática y espiritual del Vaticano en el escenario internacional.
León XIV, quien eligió este nombre en honor a san León Magno, mostró desde sus primeras palabras un fuerte compromiso con el diálogo interreligioso y la justicia social. “No hay paz sin perdón, no hay unidad sin escucha mutua”, expresó con voz firme, invitando a los presentes a tender puentes y no levantar muros.
Durante el rito, el nuevo Papa recibió el pallium —símbolo de su rol pastoral sobre la Iglesia universal— y el anillo del pescador, emblema de su sucesión en la cátedra de San Pedro. Ambos fueron entregados en un gesto cargado de simbolismo, en el que León XIV asumió formalmente la guía espiritual de más de 1,300 millones de católicos en el mundo.
En su homilía, el pontífice subrayó que su papado estará marcado por la búsqueda de consensos en tiempos de polarización y guerra, además de una renovada preocupación por los pobres, los migrantes y el medio ambiente. “La Iglesia no puede ser indiferente ante el clamor del planeta y el sufrimiento humano”, enfatizó.
Observadores del Vaticano y expertos en geopolítica han coincidido en que el perfil de León XIV, de formación intelectual sólida y trayectoria pastoral cercana a las comunidades marginadas, podría marcar un nuevo impulso para la diplomacia vaticana y el papel mediador del Papa en conflictos internacionales.
Entre los asistentes a la ceremonia se encontraban el presidente de Francia, Emmanuel Macron; el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva; y representantes del gobierno mexicano. La canciller mexicana, Alicia Bárcena, transmitió el saludo del pueblo mexicano y reiteró el interés del país en fortalecer el diálogo bilateral con la Santa Sede.
Con su primer gesto público, León XIV abre una nueva etapa para la Iglesia Católica, una que parece enfocada en la sanación de las heridas sociales, el respeto a la dignidad humana y la esperanza en medio de la incertidumbre global. “Un Papa que habla con el corazón y escucha con humildad”, resumió uno de los cardenales electores.
El pontificado de León XIV arranca con expectativas altas y una hoja de ruta orientada hacia la reconciliación, el servicio y la construcción de un mundo más justo. Su mensaje inicial dejó claro que no será un espectador de la historia, sino un protagonista comprometido con el presente.