
En el corazón de la península de Yucatán, donde las selvas se entrelazan con ríos subterráneos, cenotes y un mar de tonalidades turquesa, nace Maya Ka’an, un proyecto de turismo comunitario que ha redefinido la manera en que se concibe el turismo en México. Presentado en el Tianguis Turístico 2025 en Baja California por Zendy Euan Chan, Directora de Turismo del Municipio de Felipe Carrillo Puerto, este destino ejemplar se ha convertido en una de las iniciativas más relevantes del país en los últimos 25 años, gracias a su modelo centrado en la autenticidad cultural y la sostenibilidad ambiental.
Implementado en 2008 en los municipios de José María Morelos, Felipe Carrillo Puerto y Tulum, Maya Ka’an es un destino turístico que agrupa a 78 comunidades indígenas mayas. Su nombre encierra un profundo significado: todo lo que tiene que ver con una cultura maya viva y su vasto conjunto de saberes. Pero más allá de su evocador nombre, lo que realmente distingue a Maya Ka’an es su enfoque: el turismo comunitario como vía de preservación cultural, desarrollo local y protección del entorno natural.
Lejos del modelo de turismo masivo que caracteriza a destinos como Cancún, Maya Ka’an apuesta por experiencias personalizadas, respetuosas y profundamente conectadas con las comunidades. Esto implica, por ejemplo, la prohibición de tomar fotografías en espacios íntimos o sagrados, el control estricto del número de visitantes por actividad y la exigencia de seguir lineamientos éticos claros, diseñados para proteger tanto a las personas como al medio ambiente. A través de 17 empresas especializadas en turismo comunitario, se ha logrado crear un sistema en el que el visitante no solo contempla, sino que participa con conciencia.
Uno de los mayores desafíos iniciales, según relató Zendy Euan durante su intervención, fue capacitar a las comunidades para que ellas mismas lideraran el aprovechamiento de sus recursos naturales y culturales bajo una lógica sostenible. Hoy, ese esfuerzo se traduce en acciones concretas como campañas de limpieza comunitaria, desarrollo de ecotecnias, monitoreo de la calidad del agua, programas de educación ambiental y enfoque de género en la gestión turística.
Los frutos de este modelo son palpables. Maya Ka’an ha impulsado la creación de 21 pequeños hoteles operados por las comunidades locales, ha formado a más de 30 guías certificados, ha obtenido 28 distintivos de calidad y ha generado una derrama económica de más de 30 millones de pesos. Además, ha recibido a más de 110 mil visitantes, principalmente de Europa y Norteamérica, que buscan un contacto genuino con el México profundo.
Uno de los logros institucionales más significativos del proyecto fue la incorporación del turismo comunitario a la Ley de Turismo del Estado de Quintana Roo en 2014, garantizando así el respaldo legal para su desarrollo y obligando a las autoridades estatales a promover estas zonas como destinos turísticos. Esta reforma fue producto de años de diálogo y gestión por parte de los impulsores del proyecto, que vieron la necesidad de consolidar un marco normativo que protegiera este modelo ante los embates del turismo convencional.
El reconocimiento no se ha hecho esperar. Maya Ka’an ha sido galardonado con premios como el Premio de Turismo Sostenible de Skål International en la categoría de Proyectos de Naturaleza en 2016, y más recientemente, con el Premio Lo Mejor de México 2024 como la mejor experiencia viajera en un paraíso indígena. Estos premios no solo avalan la calidad del proyecto, sino que subrayan su valor como ejemplo replicable en otras regiones del mundo.
Pero quizás lo más contundente sea el mensaje con el que Zendy Euan cerró su participación: “No somos parques temáticos, no somos parques que simulan a un maya haciendo una ceremonia; nosotros somos lo auténtico en la zona maya”. Esta frase resume el espíritu de Maya Ka’an: un lugar donde el turismo no invade, sino que convive; donde no se representa una cultura, sino que se vive con ella.