
Desde tempranas horas del 1 de mayo, el corazón de la Ciudad de México se llenó de pancartas, consignas y miles de voces que recordaron que el trabajo digno sigue siendo una deuda pendiente en el país. El Día Internacional del Trabajo volvió a las calles en su expresión más combativa, colorida y diversa.
Contingentes del Instituto Politécnico Nacional, la UNAM, la CNTE, sindicatos de salud, energía y educación pública, entre otros, marcharon desde distintos puntos hacia el Zócalo capitalino, donde confluyeron en una jornada de protesta pacífica pero firme.
Los ejes de la movilización fueron claros: mejora salarial frente a la inflación, cumplimiento de derechos laborales, alto a la precarización, y reconocimiento pleno a los trabajadores informales y de plataformas digitales. La exigencia fue transversal: justicia para quien trabaja.
A diferencia de años anteriores, el tono general fue de mayor articulación entre las demandas de los sindicatos tradicionales y las nuevas formas de organización laboral. Trabajadores del sector salud protestaron junto a jóvenes repartidores de apps, reflejando un nuevo rostro del México laboral.
El gobierno de la Ciudad de México desplegó operativos viales y de seguridad para garantizar el libre tránsito y la protección de los asistentes. No se reportaron actos violentos ni confrontaciones, lo que permitió una jornada fluida, ordenada y simbólicamente poderosa.
En sus discursos, varios líderes sindicales reconocieron los avances en políticas públicas laborales, como el incremento al salario mínimo y la reforma en materia de vacaciones dignas, pero señalaron que no es suficiente: el país aún enfrenta brechas laborales enormes, sobre todo en el sur y en zonas urbanas marginadas.
Uno de los mensajes más reiterados fue el de respeto a la autonomía sindical y el derecho a la libre asociación. Colectivos independientes denunciaron actos de represión en sus estados de origen y pidieron al gobierno federal establecer una política laboral coherente con los compromisos firmados en el TMEC.
También hubo demandas concretas para el sector educativo, donde docentes de nivel básico exigieron condiciones dignas, estabilidad y freno a procesos administrativos que consideran punitivos. La CNTE, fiel a su tradición, marchó con fuerza desde el Monumento a la Revolución.
Los manifestantes entregaron al Congreso de la Unión y a la Secretaría del Trabajo diversos pliegos petitorios que contienen propuestas para reformar la Ley Federal del Trabajo en temas como subcontratación, pensiones, reparto de utilidades y regulación de plataformas digitales.
Más allá de las consignas, el Día del Trabajo en 2025 dejó una postal poderosa: la clase trabajadora no está desmovilizada. Por el contrario, está en proceso de reorganización y modernización de sus luchas, en un país donde más de la mitad de los empleos siguen en la informalidad y el reto del futuro laboral apenas comienza.