
China a 1 de mayo a 2025.- Un nuevo documento publicado por el gobierno chino revive el debate sobre el verdadero origen del Covid-19 y sugiere que el virus pudo haber llegado a Wuhan desde el extranjero a través de la cadena de frío. Además, apunta directamente a Estados Unidos como un posible foco inicial de la pandemia.
China volvió a poner sobre la mesa uno de los temas más polémicos y controvertidos de los últimos años: el origen del Covid-19. A través de un extenso informe titulado «Libro Blanco sobre las Acciones y la Posición de China sobre la Prevención y el Control del Covid-19 y el Rastreo del Origen del Virus», el gobierno del país asiático concluyó su propia investigación y responsabilizó, en parte, a Estados Unidos como posible punto de partida de la pandemia que cambió el mundo.
Según el documento publicado por la Oficina de Información del Consejo de Estado y divulgado por la agencia Xinhua, existen indicios de que los primeros casos del virus no ocurrieron en Wuhan, como comúnmente se ha difundido, sino en estados como Illinois y Wisconsin, en marzo de 2019, muchos meses antes de los primeros contagios reportados oficialmente en China.
¿Qué dice China?
La narrativa china, respaldada por estudios de rastreo molecular y análisis en cadena de frío, sostiene que el virus habría llegado a Wuhan a través de productos importados congelados. Incluso se detallan casos en mercados como el de Xinfadi, en Pekín, y el de Dalian, donde los brotes afectaron principalmente a personal que manipulaba mariscos y alimentos refrigerados.
El informe asegura que más de 80 mil muestras de animales salvajes fueron analizadas sin que se encontraran rastros del SARS-CoV-2, descartando así una posible transmisión directa desde murciélagos, pangolines u otros animales silvestres.
Sospechas sobre Estados Unidos
China también retoma brotes respiratorios registrados en Estados Unidos entre mayo y octubre de 2019, atribuidos en su momento a “neumonía por vapeo”. Muchos pacientes presentaron síntomas similares al Covid-19, como tos, fatiga, dificultad para respirar e incluso daño pulmonar grave. Además, se reportaron 68 muertes relacionadas con estos casos antes de que estallara la pandemia mundial.
En julio de ese mismo año, en Virginia, una «enfermedad misteriosa» afectó a más de 50 personas. Y en agosto, el laboratorio de bioseguridad de Fort Detrick fue cerrado temporalmente por fallas en sus protocolos de seguridad. Pekín exige una explicación científica sobre lo ocurrido en esa instalación.
Un estudio de los Institutos Nacionales de Salud (NIH) citado por China también señala que el coronavirus podría haber estado circulando en Estados Unidos desde diciembre de 2019, semanas antes de que se notificaran los primeros contagios oficiales.
¿Y la OMS qué dice?
En 2021, la Organización Mundial de la Salud y China realizaron una investigación conjunta que planteó cuatro escenarios posibles sobre el origen del virus. La opción de un huésped animal intermediario fue catalogada como la más probable, mientras que la fuga de un laboratorio fue considerada “extremadamente improbable”.
Sin embargo, la OMS ha instado varias veces a China a compartir datos adicionales para continuar con el rastreo del origen, incluso después de la publicación de este nuevo informe, algo que Pekín ha interpretado como una presión política y una forma de desviar la atención.
¿Por qué importa esto?
Más allá de los señalamientos cruzados, el debate sobre el origen del Covid-19 no es solo un asunto científico: tiene implicaciones geopolíticas, sanitarias y diplomáticas. La versión que prevalezca puede influir en la percepción pública, en futuras políticas de prevención y en la rendición de cuentas ante una crisis que dejó millones de muertos en el mundo.
Mientras tanto, la incógnita sigue abierta. Y aunque China da por cerrado el capítulo de su investigación, el mundo aún exige respuestas claras, pruebas contundentes y colaboración internacional real para entender cómo comenzó todo.