A la caza de las ideas…
Los pobres y el “Síndrome del Joker”
Por Juan Ayón
El embate de la derecha mundial contra los gobiernos progresistas y de izquierda tiene su terreno fértil en sectores pobres y en vías de empobrecerse. Su discurso verdadero lo de desinformación, mentiras y en la rancia propaganda anticomunista contra los zurdos.
En su libro “El pobre de derecha, la venganza de los bastardos”, publicado en 2024, el sociólogo brasileño Jessé Souza dice que es muy limitado hablar de que sólo las religiones o la propaganda contra los gobiernos progresistas son los únicos factores que se usan para manipular o “torcer” la decisión de los pobres, o en vías de empobrecimiento, para inclinarse a votar por la ultraderecha. A todas luces es una acción irracional.
Jessé Souza se pregunta ¿Por qué los pobres votan a candidatos como Donald Trump en Estados Unidos, Javier Milei en Argentina, Nayib Bukele en El Salvador o David Novoa, en El Salvador? Y se responde que no son por decisiones económicas, sino por motivaciones humanas que se centran en la dimensión moral, en su lucha por ser reconocidos y que garanticen su autoestima.
Souza considera que es importante centrar el análisis en las ansiedades de la clase pobre para explicar este fenómeno. La división etaria o generacional, es un espejismo para esconder o justificar que la mayoría de la riqueza y el poder sólo puede estar en pocas manos y que la mayoría debe ser pobre como si fuera una selección natural. Lo cual también es falso e irracional.
Lo justicia debe ser de que haya una real distribución de la riqueza para que la humanidad pueda alcanzar el grado superior como un todo y que cuide al género humano y a su hogar la tierra. Sin embargo, la irracional decisión de las mayorías, cuando deciden por la ultraderecha y derecha en sus gobiernos, están defendiendo un conservadurismo moral que no es otro que el de sus patrones y explotadores.
Conservadurismo moral que se potencializa con las cargas ideológicas y propagandistas de los medios de comunicación de masas, y quienes están de tras de ellos. Son los magnates de los medios que les ofrecen fantasías y falsas esperanzas a ”los pobres humillados” y que dan cauce a su resentimiento social para humillar o vengarse de otros más débiles e indefensos, legitimando el racismo, la discriminación y las acciones violentas.
Esta actitud de los pobres, o los que se sienten amenazados con la pobreza, apunta Jessé Souza, es producto social de un movimiento de occidente “llamado capitalismo financiero global” que no tiene ni una gota de humanismo, pero si un mucho de la irracional “meritocracia”.
Souza llama a la actitud y pensamiento del ciudadano pobre, aislado y sin esperanza, producto de un capitalismo bárbaro y extremadamente cosificado, como el “Síndrome del Joker”, un antihéroe, quien es un ciudadano empobrecido, consciente de su ira y que busca hacerse justicia por propia mano.
“El Síndrome del Joker”, explica Souza, es un pobre olvidado, humillado y sin valor social, pero que no le hecha la culpa a las políticas neoliberales y de explotación, sino que este personaje toma su pobreza, y de la gran mayoría, como una culpa personal y de inferioridad, la cual la transforma en ira, anarquía y en una rebeldía ciega.
Todo se conjuga en “el Síndrome del Joker”: la fe ciega de las religiones, el bombardeo consumista de los medios de comunicación masiva, así como la propaganda contra gobiernos progresistas. “El Joker” es un ser manipulable y que es orientado por los intereses de los potentados, quienes son seres mezquinos, reaccionarios y totalitarios, y quienes ven en un gobierno de izquierda un peligro para su existencia y privilegios. Sin olvidar, claro está, que esos potentados son responsables del saqueo de las riquezas de los pueblos y las naciones, así como de la inestabilidad de los gobiernos del mundo.
En México, la 4T no está equivocada, se necesita fortalecer las instituciones de protección social y una educación de reflexión y análisis para acabar con “Los Jokers” y volverlos una masa crítica, pero es necesario contrarrestar y acabar con la “feudalización” de los medios de comunicación y devolverle la pluralidad en sus páginas, que en estos momentos están orientados a minar y desprestigiar la labor de la 4T.
Es una opción para acabar con las mentiras, con la política de “todo o nada”, el odio y resentimiento que cultivan los conservadores que están llevando al mundo a la barbarie política. ¿Alguna semejanza con México?
