
En el corazón de Yucatán, Maní se levanta como un Pueblo Mágico donde la vida cotidiana se convierte en una invitación a redescubrir la herencia maya. Con apenas 6,200 habitantes, este destino no solo conserva su identidad cultural, sino que la comparte con quienes buscan experiencias auténticas, en un entorno alejado de la masificación turística.
“El turismo en Maní busca ser amigable con la propia comunidad y evitar procesos de gentrificación”, explica Andy Interian Chan, Director de Turismo del H. Ayuntamiento de Maní. “La comunidad trabaja en agricultura, artesanía y bordado, y quienes participan logran reactivar estos procesos con nuevas experiencias”. La visión es clara: aquí los visitantes no son simples espectadores, sino acompañantes en las tradiciones vivas del pueblo.
Entre los proyectos más representativos se encuentra el meliponario de Doña Elisa, dedicado a la preservación de la abeja melipona maya, una especie sin aguijón considerada sagrada por los antiguos mayas. Actualmente existen 77 sitios de conservación en la región, incluido uno de los más grandes de la península. También destaca el Solar Maya Pachpacal, que abre las puertas a la arquitectura ancestral y a la historia de la comunidad. Y en el ámbito gastronómico, la cocina tradicional de Maní cautiva con recetas transmitidas de generación en generación, donde el sabor se convierte en memoria colectiva.
El arraigo cultural es palpable en cada rincón: más de la mitad de la población habla la lengua maya y conserva la indumentaria ancestral, lo que garantiza un encuentro genuino y no un montaje para turistas. Asimismo, iniciativas como Arte Textil con Perspectiva de Género, impulsada junto con la UNESCO y la Fundación Banorte, involucran a más de 300 mujeres de 12 comunidades en la preservación del bordado maya frente a la industrialización.
“Cada proyecto busca mantener viva nuestra identidad y ofrecer al visitante una experiencia auténtica y enriquecedora”, concluye Interian Chan. En Maní, el turismo se convierte en un puente entre pasado y presente, donde la historia, la tradición y los sabores invitan a conectarse con la esencia de Yucatán.