
La exploración del placer femenino vive una transformación histórica. Lo que durante décadas fue un tema rodeado de tabúes, hoy se posiciona como una dimensión legítima del bienestar y del autocuidado, gracias al avance de la sextech, la industria tecnológica orientada a la sexualidad. Nuevos dispositivos inteligentes, materiales hipoalergénicos, diseños inclusivos y soluciones personalizadas están cambiando la manera en que muchas mujeres se relacionan con su propio cuerpo, con impacto directo en la autoestima, la confianza y la salud emocional.
De acuerdo con la sexóloga y psicóloga Flavia Dos Santos, la autoexploración es una herramienta clave para el conocimiento personal: “La masturbación permite a la mujer conocerse, saber cómo y dónde siente placer, y esto repercute directamente en su confianza y seguridad en la toma de decisiones”. Esta visión conecta con una tendencia global en la que el placer ya no se concibe como un tema privado o prohibido, sino como parte del equilibrio emocional y la calidad de vida.
El mercado internacional respalda este cambio. Valorado en más de 27 mil millones de dólares en 2019, se proyecta que el sector de la sextech supere los 80 mil millones en 2033. La innovación tecnológica ha sido determinante: los dispositivos actuales no se limitan a la estimulación, sino que incorporan sensores de precisión, conectividad inteligente y materiales sostenibles, con diseños pensados para la estimulación del clítoris, masajes localizados y mayor autonomía sobre la experiencia.
Uno de los aspectos más relevantes es la inclusión. Existen juguetes diseñados para mujeres con artritis, limitaciones de movilidad o sensibilidad a ciertos materiales, lo que amplía el acceso a diversas generaciones y perfiles. Según Dos Santos, la industria ha entendido que “cada mujer es única y está creando soluciones personalizadas para cada necesidad”.
La transformación cultural también se refleja en países latinoamericanos como Colombia, donde el 70% de quienes compran juguetes eróticos son mujeres. Este fenómeno evidencia no solo un mercado en expansión, sino un fortalecimiento de valores como el amor propio, la salud emocional y la libertad de exploración sin estigmas.
El impacto del sextech trasciende lo íntimo. La vivencia del placer femenino como parte del autocuidado genera beneficios en la reducción del estrés, la seguridad personal y el equilibrio emocional. Como concluye Dos Santos, “una mujer que se permite disfrutar de su cuerpo es una mujer que gana seguridad, autoestima y equilibrio emocional. Conocerse es el primer paso para cuidar de sí misma”.
La integración entre salud, tecnología y sexualidad abre un nuevo capítulo en la conversación pública: menos prejuicios, más bienestar. La sextech no solo revoluciona la intimidad, también redefine la forma en que entendemos el autocuidado y la autoestima femenina en el siglo XXI.