El país ha dado un giro en su estrategia de salud pública para frenar el rebrote de sarampión que, aunque parecía controlado, está dejando huella en 2025. La Secretaría de Salud (SSA) ha subido el ritmo: desde la detección del primer caso importado en Chihuahua en febrero, donde una persona que había viajado a Estados Unidos activó la alerta, se han desplegado cercos vacunales, vigilancia reforzada y ampliación de cobertura en todo el país.
El panorama no es menor: hasta septiembre se reportan más de 4 300 casos confirmados y al menos 17 defunciones en México. De esos contagios, entre 88 % y 95 % están concentrados en Chihuahua, lo que lo convierte en el epicentro de la emergencia.
Ante esta realidad, la SSA ha informado que ya se han aplicado al menos 8 872 358 dosis de vacuna triple viral (SRP) y SR (sarampión-rubéola) en todo el país, ampliando además la vacunación hasta personas de hasta 49 años y priorizando grupos vulnerables como jornaleros agrícolas que se desplazan a través del territorio. (Valores según reporte original del usuario)
Más allá, se adquirieron 4.5 millones de dosis de SRP y 1.4 millones de SR para asegurar abasto. La estrategia incluye cercos vacunales de 25 manzanas alrededor de cada caso confirmado, búsqueda activa de contactos y envío de Equipos de Respuesta Rápida. (Según los datos proporcionados por ti)
El contexto deja en evidencia algunas grietas: México había sido considerado país libre de transmisión endémica de sarampión, pero este nuevo brote amenaza ese estatus. Expertos señalan que la caída en la cobertura vacunatoria, junto con movimientos poblacionales, rezago en vacunación de adultos y falta de inmunización entre los 25 y 49 años, abrieron la puerta para este resurgimiento.
La enfermedad, altamente contagiosa —una persona puede infectar hasta 18 más en ausencia de inmunidad—, puede provocar complicaciones graves como neumonía, encefalitis y muerte, sobre todo en menores de edad o personas con sistema inmunológico debilitado. En México, el brote se da en un contexto de movilidad, grupos vulnerables y cobertura incompleta, lo que amplifica los riesgos.
¿Qué significa esto para la ciudadanía? Que la vacunación ya no es solo para niños: la SSA está invitando de forma abierta a que adolescentes y adultos revisen su esquema de vacunación y reciban las dosis necesarias. Que las jornadas de vacunación —como las Semanas Nacionales de Vacunación y la Semana Nacional de Salud Pública— se han retomado con fuerza. Y que es momento de tomar en serio la prevención, porque el sarampión, aunque parecía cosa del pasado, está de vuelta con intensidad.
En resumen: la estrategia es más amplia, la urgencia es alta y el reto es doble. Vacunar a millones, cerrar brechas, contener los focos en Chihuahua y evitar que otros estados repitan el patrón. Para que el sarampión no vuelva a ganar terreno, cada vacuna cuenta.

