
Lo que comenzó como un sueño hace apenas siete años, hoy es una realidad que ya está entre las más grandes del fútbol mundial. La Liga MX Femenil se ha convertido oficialmente en la tercera liga con mayor asistencia a nivel global, superando a torneos históricos y consolidándose como un fenómeno social y deportivo en México.
Según datos de la FIFA y del portal Transfermarkt, más de 1.3 millones de personas asistieron a los estadios durante el Clausura 2024. Este número coloca a la liga mexicana solo por debajo de la Superliga Femenina de Inglaterra y la Liga F de España, superando incluso a algunas ligas varoniles de menor audiencia.
Desde su primera temporada en 2017, la Liga MX Femenil ha pasado de jugar en estadios semi vacíos a llenar inmuebles como el Estadio Azteca, el Universitario o el Akron con más de 40 mil aficionados en partidos clave. Equipos como Tigres, América, Chivas y Rayadas han sido punta de lanza en atraer fanáticos, generar identidad y profesionalizar el deporte femenil.
Pero no todo es tribuna. El nivel de juego también ha mejorado notablemente. Las jugadoras mexicanas han alzado la voz, ganado respeto y demostrado talento en cada jornada. Algunas ya comienzan a ser fichadas por clubes en Europa o Estados Unidos, y figuras como Katty Martínez, Rebeca Bernal, Kiana Palacios o Alison González se han convertido en referentes e inspiración para miles de niñas.
Lo que sucede en las canchas de la Liga MX Femenil va más allá del deporte: representa una transformación cultural. Cada gol, cada pancarta en las gradas y cada niña que pide una foto a su jugadora favorita suma a la lucha por la equidad en el deporte.
Además, clubes y aficiones han aprendido a valorar esta liga como algo propio, algo que representa orgullo y que demuestra que cuando hay apoyo, el fútbol femenil puede brillar igual o más que el varonil.