CDMX a 28 de agosto, 2025.- Lo que comenzó como un altercado dentro del Senado se convirtió rápidamente en un acto de calle. Alejandro “Alito” Moreno, dirigente nacional del PRI, encabezó una movilización en Paseo de la Reforma, respaldado por simpatizantes que acudieron con banderas y consignas para mostrar músculo político en medio de una crisis de credibilidad de la oposición.
El origen del pleito fue la discusión sobre la posible intervención militar de Estados Unidos en México para combatir al crimen organizado, una iniciativa que Morena rechazó con fuerza. Durante el debate, Moreno encaró al senador petista Gerardo Fernández Noroña, y la confrontación escaló hasta los empujones y golpes. Las imágenes se hicieron virales: el himno nacional sonaba mientras ambos políticos se lanzaban insultos y manotazos, en uno de los episodios más tensos que ha vivido la Cámara Alta en los últimos años.
Tras la trifulca, Noroña acusó a Alito de amenazarlo de muerte y adelantó que presentaría denuncias penales. Además, un camarógrafo resultó golpeado en medio del caos, lo que encendió la crítica hacia la violencia política ejercida desde la oposición.
Sheinbaum responde con dureza
La presidenta Claudia Sheinbaum reaccionó rápidamente, señalando que lo ocurrido en el Senado “muestra el verdadero rostro del PRIAN: autoritarismo y violencia”. Para la mandataria, resulta contradictorio que los opositores acusen al gobierno de represión mientras ellos mismos recurren a la fuerza física para imponer su postura.
Sheinbaum también subrayó que la ciudadanía espera debate de ideas y propuestas reales, no espectáculos de confrontación que recuerdan la vieja política de gritos y sombrerazos.
El PRI toma las calles
En medio de la crisis, Moreno decidió sacar la disputa del Congreso y llevarla al terreno público. Acompañado por diputados, senadores y militantes, marchó desde la Diana Cazadora hasta el Caballito. Con altavoces y banderas tricolores, la marcha fue un intento de reposicionar al PRI como un partido en pie de lucha frente a Morena.
“El que tiene miedo es cobarde”, lanzó Alito desde un escenario improvisado, en tono desafiante, mientras arengaba a sus simpatizantes a no doblarse ante lo que llamó “un gobierno autoritario que busca silenciar a la oposición”.
Sin embargo, especialistas advierten que esta estrategia podría tener un efecto contrario: más que fortalecer la imagen del PRI, podría consolidar la narrativa de Morena sobre una oposición sin rumbo y aferrada al conflicto.
Contexto histórico: golpes en la política mexicana
Aunque el episodio causó escándalo, no es la primera vez que el Congreso mexicano se convierte en ring. En legislaturas pasadas, se han registrado empujones, jaloneos y hasta sillas volando, aunque pocas veces con tanto eco mediático. La diferencia ahora es que, en plena era digital, los videos se viralizan en segundos y multiplican el costo político de cada gesto.
El incidente entre Alito y Noroña se inscribe en una etapa de polarización extrema, donde cada acción se mide no solo en votos, sino en reacciones en redes sociales y titulares mediáticos.
Lo que viene
La denuncia anunciada por Noroña podría escalar a un proceso judicial, lo que pondría más presión sobre Alito y su liderazgo. Por otro lado, el PRI busca aprovechar la exposición mediática para presentarse como un partido “valiente”, pero enfrenta el reto de explicar cómo la violencia física puede ser compatible con la idea de construir un frente opositor sólido de cara a 2027.
Mientras tanto, la pregunta clave queda en el aire: ¿esta marcha fue una muestra de fuerza real o simplemente un acto de resistencia simbólica para no dejar que Morena marque toda la agenda política?