
Por Arturo Santiago
Desde hace meses, en cafés de la Roma hasta en videos virales de TikTok, se ve lo mismo: botellas, preparados y pócimas que prometen algo más que sabor. En 2025, las bebidas funcionales e hidratantes se consolidan como un fenómeno global: no solo calman la sed, sino que brindan energía, apoyo digestivo o mental y se vuelven parte de un estilo de vida consciente.
La transformación no es capricho. En un mercado que dinamiza el “bienestar en cada sorbo”, los consumidores demandan algo más que refresco. Quieren que su bebida también nutra. En especial los jóvenes: entre ellos ha crecido el interés por opciones no alcohólicas con funciones específicas. Grandes y pequeños jugadores del sector están respondiendo con fórmulas con infusiones botánicas, adaptógenos, minerales o probióticos.
Un cambio notable es cómo evoluciona la hidratación tradicional. Ya no basta con agua pura o bebidas isotónicas de vieja escuela: ahora entran en escena preparados con electrolitos, minerales de apoyo, ingredientes que favorecen el microbioma o que ayudan al ánimo o la concentración. Se habla incluso de “hidratación 2.0”: líquidos con propósito funcional.
Esta demanda se refleja en números. El mercado global de bebidas no alcohólicas suma ya valores multimillonarios, y su crecimiento proyectado ronda tasas del 5–6 % anual. Las bebidas funcionales ocupan un espacio central en esta expansión. Además, dentro de segmentos como energía o bebidas deportivas, las fórmulas híbridas se vuelven más comunes: lo mismo encuentras un “agua con beneficios cognitivos” que un té con adaptógenos.
En TikTok, la viralidad aparece con recetas sencillas: infusión fría de hierbas y frutas, combinados con sales minerales o algún polvo funcional. Videos muestran el paso por paso: hervir, enfriar, colar, añadir cítrico y disfrutar. Muchas de estas bebidas nacen como “hazlo tú mismo”, luego la comunidad las replica, las mejora y las convierte en tendencia.
En CDMX, algunas cafeterías ya suman “shots funcionales” al menú: jengibre + limón + cúrcuma, kombucha casera de temporada, tisanas herbales frío-calor. Los clientes quieren más que un café rico: quieren que la bebida les dé algo. Esa expectativa fuerza a baristas, tiendas y marcas a repensar menús y lanzamientos.
Para quien busca adoptar esta tendencia, algunos consejos: comenzar con tés suaves, infusiones herbales, aguas mejoradas con un toque de fruta o electrolitos; usar ingredientes de calidad; evitar azúcar añadida en exceso; respetar tiempos de maceración; y experimentar con hierbas locales o ingredientes de temporada. Además, la presentación importa: botellas reutilizables, empaques transparentes que muestren colores, etiquetas limpias.
Hacia el final, estas bebidas no solo ofrecen hidratación o energía puntual: representan una visión distinta de lo que consumimos diariamente. Una visión donde la rutina líquida puede estar alineada con el cuerpo, el ambiente y el bienestar mental. En 2025, beber ya no es solo saciar la sed: es nutrir con intención.