
CDMX a 19 de agosto, 2025.- Hoy la ministra presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Norma Piña Hernández, presidió la última sesión del ciclo actual, marcando el fin de una etapa que comenzó hace más de 30 años. Durante su emotivo discurso de despedida, destacó la relevancia histórica y social de la Corte, enfatizando que “la sociedad y la historia juzgarán a quienes hemos juzgado”, frase que sintetiza la responsabilidad histórica de los jueces frente a las decisiones tomadas a lo largo de su gestión.
Piña Hernández agradeció de manera especial a los ministros que formarán parte de la nueva Corte a partir del 1 de septiembre, entre ellos Lenia Batres, Yasmín Esquivel y Loretta Ortiz, así como a sus colegas salientes que contribuyeron a la construcción de la legitimidad del máximo tribunal en México. La ministra recordó que este ciclo judicial ha estado marcado por debates intensos, disensos y consensos que han fortalecido la democracia del país.
“Esta historia se ha escrito con debates intensos, disensos, segundos y consensos que lejos de la placa de la diversidad, han fortalecido el núcleo de nuestra democracia. Este instante, cargado de memoria de futuro, es un recordatorio de que la justicia no es una obra concluida, sino una construcción viva que nos trasciende”, señaló Piña Hernández.
Con la reforma judicial impulsada en 2024 por la presidenta Claudia Sheinbaum, la estructura y el proceso de selección de los ministros de la Corte cambiaron, generando debate sobre transparencia, equidad y la independencia del Poder Judicial. Algunos críticos han señalado posibles conflictos de interés y riesgos de politización; sin embargo, Norma Piña defendió la integridad del tribunal y destacó la labor del personal jurisdiccional y administrativo, a quienes llamó “el latido invisible” de la institución.
La ministra remarcó que la Corte ha sido un bloque protector de los derechos humanos, y que la labor de cada integrante debe ser juzgada por la sociedad y la historia, no solo por la percepción pública o las críticas políticas. Además, enfatizó la importancia de mantener la Constitución como brújula moral, recordando que no se trata de un libro antiguo, sino de un marco vivo que guía la labor judicial.
En contraste, la presidenta Claudia Sheinbaum aprovechó para señalar que este cierre de ciclo representaba también el final de una etapa caracterizada por nepotismo y amiguismos en el Poder Judicial, y aseguró que la nueva era que inicia el 1 de septiembre sería más transparente y justa. Sheinbaum cuestionó algunos nombramientos pasados y criticó decisiones recientes de la Corte, como el amparo otorgado a Lorenzo Córdova, señalando que la Corte había cerrado su ciclo con situaciones que ella calificó de “racismo” y de proteger a ciertos individuos sobre el interés público.
Con la transición hacia la nueva Corte, que contará con ministros electos por votación popular y perfiles más diversos, México entra en un momento clave para su sistema judicial. La sociedad y la comunidad legal estarán atentas para ver si la independencia judicial y la protección de los derechos fundamentales continúan siendo pilares del máximo tribunal.
El legado de Norma Piña será evaluado no solo por sus decisiones, sino también por la capacidad del nuevo tribunal para mantener la confianza pública y la integridad del Poder Judicial, en un país donde la justicia sigue siendo un tema central en la agenda política y social.