
En Tamaulipas se destapó un escándalo que combina corrupción, nepotismo y huachicol fiscal en dosis gigantes. Resulta que el vicealmirante Manuel Roberto Farías Laguna y su hermano, el contralmirante Fernando Farías Laguna —sobrinos políticos del exsecretario de Marina Rafael Ojeda Durán— lideraban una red criminal dentro de la Marina y Aduanas, dedicada al contrabando de combustible con sobornos millonarios.
Estas descargas ilegales se gestionaban con impresos falsos que declaraban aditivos para lubricantes, cuando en realidad se trataba de diésel sin pagar impuestos. Cada buque significaba sobornos de 1 750 000 pesos, de los cuales Alejandro Torres Joaquín —exdirector de la Aduana de Tampico y ahora testigo protegido— se quedó con la mayor parte y apenas repartió migajas entre su equipo.
Torres confesó ante la FGR que permitió 14 desembarcos entre abril de 2024 y enero de 2025, recibiendo en total 24.5 millones de pesos en sobornos: unos 1.42 millones por barco para él, y 330 mil para unos cuantos subordinados. El intermediario para esta red era el capitán retirado Miguel Ángel Solano Ruiz, alias “NK” en la app Threema; está prófugo y tiene orden de aprehensión.
Entre los que recibieron parte de esos sobornos figuran varios funcionarios aduanales como Carlos Estudillo Villalobos, Sergio Varela, Endira Xóchitl Palomo Chávez, Perla Elizabeth Castro Sánchez, Anatalia Jocelyn Gutiérrez y Ismael Ricaño Matías.
Este escándalo estalló tras un decomiso gigante en marzo de 2025: un buque que llegó a Tampico desde Texas con diésel declarado como aditivo fiscales, y que derivó en la incautación de 10 millones de litros, además de vehículos y contenedores en Altamira.
La detención del vicealmirante Manuel Roberto Farías Laguna —sí, el militar de más alto rango implicado— marcó un golpe histórico a la corrupción naval. Al final, fue la denuncia que hizo su propio tío político, el almirante Ojeda Durán, la que avivó la investigación que hoy tiene en la cárcel a uno de los principales implicados.