Las principales marcas globales están recurriendo a nuevas estrategias de marketing que combinan tecnología, creatividad y análisis de datos para competir en un entorno donde la atención del consumidor es limitada y altamente disputada. Desde experiencias hiperrealistas hasta campañas de sostenibilidad, las empresas ajustan sus métodos para conectar con audiencias que se mueven entre lo físico y lo digital sin distinguir fronteras.
Entre las prácticas que han ganado terreno destacan los anuncios hiperrealistas creados con tecnología de realidad aumentada, conocidos en la industria como Fake of Home. Este formato, que simula instalaciones físicas pero se desarrolla completamente en entorno digital, permite generar alto impacto sin los costos logísticos de una intervención urbana. Su crecimiento responde al auge de contenidos virales de corta duración, especialmente en plataformas como TikTok.
A la par, el marketing de guerrilla se mantiene vigente gracias a su capacidad de generar conversación en espacios públicos con bajo presupuesto. La lógica detrás de estas acciones es sencilla: sorprender al peatón, romper la rutina y detonar conversación orgánica. Esta técnica se ha adaptado a la vida urbana contemporánea, donde las audiencias buscan experiencias rápidas y compartibles.
Otro enfoque en ascenso es el live shopping, transmisiones en vivo diseñadas para impulsar ventas en tiempo real mediante interacción directa con los usuarios. Este formato, ampliamente consolidado en Asia, ha comenzado a ocupar un lugar relevante en mercados occidentales gracias a la integración de funciones de comercio dentro de las redes sociales. Su efectividad se basa en el sentido de urgencia y la disponibilidad exclusiva de productos durante la transmisión.
En el terreno tecnológico, el uso de inteligencia artificial para anticipar tendencias se ha convertido en una herramienta estratégica para analizar el comportamiento del consumidor, personalizar campañas y probar conceptos antes de invertir en su producción. Estas técnicas permiten a las marcas ajustar mensajes, diseños y productos con mayor precisión.
Asimismo, los influencers virtuales se han posicionado como una alternativa para audiencias jóvenes. Estos avatares creados digitalmente permiten a las marcas ejercer control total sobre su narrativa, disponibilidad y estética. Al operar sin las limitaciones de los embajadores humanos, se han convertido en aliados para campañas de largo plazo que requieren consistencia visual y narrativa.
La sostenibilidad también se consolida como criterio decisivo para el público. Marcas de retail, tecnología y consumo masivo han optado por desarrollar iniciativas verificables que reflejen compromiso ambiental. Estas propuestas no sólo responden a demanda social, sino que también contribuyen a construir confianza en sectores donde la autenticidad es clave para la fidelidad del consumidor.
En la misma línea, el marketing experiencial se enfoca en crear vivencias que conecten al público con un mensaje más amplio que la promoción de un producto. Estas activaciones utilizan emociones, entornos urbanos y rutas temáticas para ofrecer una narrativa que acompañe a la marca más allá del punto de venta.
Las colaboraciones estratégicas siguen siendo un recurso para ampliar audiencias. Alianzas entre empresas permiten compartir beneficios, productos o suscripciones con el objetivo de fidelizar usuarios y fortalecer ecosistemas de servicios. Su efectividad radica en ofrecer valor inmediato y tangible.
Finalmente, persiste el peso del marketing emocional y del sensorial, que apelan a la memoria afectiva y a los estímulos físicos para generar recordación. Estas estrategias se integran en espacios cotidianos —como universidades, parques o estaciones de transporte— con actividades que combinan ocio y participación directa del público.
Con este repertorio en expansión, las marcas buscan adaptarse a un entorno donde la competencia por la atención exige creatividad, precisión y una lectura fina del comportamiento urbano, especialmente en ciudades como la Ciudad de México, donde el ritmo acelerado empuja a las empresas a innovar para no perder relevancia.

