Por Bruno Cortés
La identidad del luchador Blue Demon fue concebida por el promotor Rolando Vera, quien ideó el personaje completo: nombre, atuendo y la icónica máscara azul con detalles plateados. El hombre detrás del antifaz fue Alejandro Muñoz Moreno, quien aceptó la propuesta confiando en el criterio de su mentor.
La máscara, un artículo de piel confeccionado por un artesano especializado de Monterrey, se estrenó en una función de lucha libre que marcó un antes y un después. Para Muñoz, aquella tarde no fue una simple actuación con un nuevo disfraz, sino el nacimiento de una dualidad permanente.
Desde ese primer combate, el luchador declaró que la máscara y el personaje se integraron a su ser de manera indivisible. En sus propias palabras, la máscara se convirtió en su «alma» y el personaje en su «sombra», elementos que jamás abandonaría en su trayectoria profesional.
A diferencia de otros luchadores que podían sentir la máscara como una molestia, Muñoz experimentó una sensación opuesta. Reportes de la época indican que no solo no le incomodó, sino que llegó a disfrutar de la sensación del sudor bajo la piel, un detalle que subraya la inmediata identificación con su nueva identidad.
La función principal de la máscara trascendió la teatralidad del espectáculo. Su propósito fundamental fue ocultar por completo la personalidad y el rostro de Alejandro Muñoz. Este anonimato era tan absoluto que, según el relato del luchador, ni sus amigos más cercanos podrían discernir dónde terminaba el hombre y empezaba el ídolo.
El personaje de Blue Demon, nacido de una idea estratégica, evolucionó hasta definir la vida misma de Muñoz. Él mismo lo describió como su «bien y su mal», su «principio y su fin», pintando su existencia de un «intenso azul», un color que simbolizaba la profundidad y el movimiento constante.
La creación de Blue Demon por parte de Rolando Vera demostró ser un acierto visionario para la lucha libre mexicana. El personaje, cargado de misterio y carisma, estaba destinado a convertirse en una de las figuras más emblemáticas y duraderas del pancracio nacional.
Blue Demon se consolidó como una leyenda, un símbolo de honor y respeto dentro del cuadrilátero. Su legado, iniciado aquel día con la máscara de piel, continúa vigente, inspirando a nuevas generaciones de luchadores y aficionados.
