
El manejo del dinero del narcotráfico en Estados Unidos ha tomado un giro estratégico: los grandes capos mexicanos pueden negociar penas reducidas y acceso a programas de protección a cambio de entregar parte de sus fortunas.
El caso más reciente es el de Ovidio Guzmán López, hijo de Joaquín “El Chapo” Guzmán. Tras declararse culpable de cuatro cargos en Chicago el pasado 11 de julio, acordó entregar 80 millones de dólares obtenidos por el tráfico de drogas. Gracias a su cooperación, Ovidio salió de custodia del Buró de Prisiones a los 10 meses y parte de su familia ingresó al programa de protección de testigos en Estados Unidos.
Este tipo de acuerdos no son excepcionales. Capos que aportan información sobre ganancias ilícitas reciben beneficios como reducción de condena, acceso a programas de testigos protegidos y retiro de sanciones económicas. Por el contrario, quienes no tienen grandes sumas de dinero enfrentan condenas más duras, a veces cadena perpetua.
Decomisos millonarios y la financiación del DOJ
Desde la Ley Integral para el Control del Delito de 1984, el Departamento de Justicia puede decomisar bienes de criminales para financiar agencias como el FBI o la DEA, cubrir gastos operativos y programas de investigación, e incluso reembolsar a víctimas. En los últimos 15 años, los ingresos por decomisos crecieron más del 1000%, según el Instituto Cato.
Ejemplos de capos que negociaron con sus fortunas:
- Francisco Javier Arellano Félix, “El Tigrillo”: pagó 50 millones de dólares y redujo su condena a 23 años.
- Vicente Zambada Niebla, “El Vicentillo”: entregó más de mil millones de dólares y recibió solo 15 años de prisión.
- Ismael Zambada Imperial, “El Mayito Gordo”: depositó 5 millones y logró salir tras cumplir su sentencia en 2022.
- Dámaso López Serrano, “El Mini Lic”: pagó 1 millón de dólares y obtuvo libertad tras 5 años de custodia.
Por el contrario, Joaquín “El Chapo” Guzmán no pudo negociar y fue condenado a cadena perpetua con una multa de más de 12 mil millones de dólares. Otros capos sin recursos, como Mario Núñez Meza, enfrentaron sentencias largas y decomisos simbólicos.
Lo que esto muestra
La política de Estados Unidos refleja un enfoque donde el dinero y la cooperación financiera pueden cambiar radicalmente la trayectoria judicial de los capos. A través de estos acuerdos, el DOJ busca no solo castigar, sino desarticular financieramente a los cárteles y fortalecer sus agencias con los mismos recursos del crimen organizado.
Este esquema también ha generado críticas por percibirse como “justicia con fines de lucro”, ya que capos millonarios logran penas más leves que criminales con menos recursos.