
Este lunes 22 de septiembre de 2025, a las 12:19 horas (tiempo del centro de México), ocurrió el equinoccio de otoño, el fenómeno astronómico que marca el inicio de esta estación en el hemisferio norte. En ese instante, el Sol cruzó el ecuador celeste rumbo al sur, generando un punto de equilibrio en el que día y noche tuvieron prácticamente la misma duración.
Aunque el equinoccio no garantiza exactamente doce horas de claridad y oscuridad —debido a la refracción atmosférica y a la forma en que se define el amanecer y el atardecer— sí representa un momento de balance que ha fascinado a culturas desde hace milenios. Con él, comienzan días más cortos, noches más largas y un descenso paulatino en las temperaturas, en un proceso que se extenderá hasta el solsticio de invierno en diciembre.
México entre el cielo y la tradición
El fenómeno se vivió de manera especial en México. En Chichén Itzá, miles de visitantes se congregaron para observar cómo la luz solar proyectó la sombra de una serpiente descendiendo por la escalinata norte de El Castillo, evocando el retorno de Kukulkán. En Dzibilchaltún, Yucatán, el Sol atravesó el Templo de las Siete Muñecas, creando un juego de luces que mezcló asombro y tradición.
Más allá de los sitios arqueológicos mayas, comunidades indígenas como los Wixárika (Huicholes) realizaron rituales de agradecimiento y ceremonias agrícolas para marcar este cambio de ciclo, reafirmando su conexión con la tierra y los tiempos de siembra.
Un símbolo de equilibrio
El equinoccio de otoño recordó hoy que la inclinación de la Tierra es la responsable de las estaciones, que condicionan cosechas, culturas y celebraciones. En el hemisferio norte inicia ahora una etapa de noches más largas, mientras que en el sur se dio la bienvenida a la primavera.
El evento fue mucho más que un cambio de estación. Para quienes observaron el fenómeno en zonas arqueológicas, comunidades o desde sus ciudades, fue un recordatorio de que los movimientos celestes no solo se estudian en la ciencia, también inspiran rituales y nos conectan con un universo en constante movimiento.