
Nayarit no solo cautiva por sus costas paradisíacas y su biodiversidad, sino también por sus montañas y volcanes que ofrecen experiencias únicas a quienes buscan combinar naturaleza, adrenalina y leyendas ancestrales. Entre los destinos más emblemáticos destacan el Cerro de San Juan, el volcán Sangangüey y el Volcán El Ceboruco, escenarios donde los viajeros pueden disfrutar de senderismo, vistas panorámicas y aventuras llenas de misterio.
El Cerro de San Juan, ícono natural de Tepic, se eleva a mil 500 metros sobre el nivel del mar y ofrece un paisaje mixto que combina bosque espeso con vistas al mar. Desde el poblado El Aguacate, los visitantes pueden iniciar su ascenso hasta el parque Kilómetro X, donde tirolesas de hasta 35 metros, puentes colgantes, escalada y rappel junto a manantiales prometen emociones. La leyenda de “La Batea”, que habla de una cueva que transporta 25 años en el tiempo, añade un aura mística al recorrido, mientras que los sabores locales, como el molcajete de camarones, completan la experiencia.
El volcán Sangangüey, con 2 mil 340 metros de altura, representa un desafío mayor para los amantes del senderismo. Con un ascenso de cuatro a cinco horas, el recorrido atraviesa zonas frondosas, piedras resbaladizas y árboles centenarios que filtran la luz, ofreciendo un espectáculo natural que combina vegetación rica y fauna silvestre. Desde su cima, los viajeros pueden contemplar valles verdes cubiertos de neblina y disfrutar de la calma absoluta del entorno. Para quienes buscan experiencias más extremas, es posible acampar, practicar rappel o escalada bajo cielos estrellados.
Por su parte, el Volcán El Ceboruco, también conocido como Tonán, alcanza los 2 mil 280 metros y aún emite fumarolas que recuerdan su carácter activo. La ruta de ascenso desde Coapán es menos exigente que la del Sangangüey, pero exige precaución por su terreno rocoso y los cambios de microclima. Desde la cima, la vista del Valle de Jala, con campos de agave y maíz, es simplemente impresionante. La experiencia puede extenderse con parapente o visitando talleres locales donde la lava solidificada se transforma en piezas de arte y utensilios, mostrando la relación ancestral entre el hombre y la montaña.
Explorar estas alturas nayaritas no solo es una invitación a la aventura física, sino también a la introspección, al contacto con la naturaleza y al asombro frente a paisajes que combinan historia, leyenda y biodiversidad. Desde tirolesas y rappel hasta noches bajo la Vía Láctea, Nayarit ofrece un escenario donde cada caminante puede sentirse parte de la magia de la Sierra Madre Occidental.