
El pasado 1 de septiembre comenzó el otoño meteorológico en México con la llegada del frente frío número 1, acompañado de lluvias intensas, un inicio típico de la temporada. En los próximos meses, la circulación atmosférica seguirá transformándose, abriendo paso a la llegada de masas polares que, al encontrarse con humedad, podrían generar episodios de frío y lluvia más notorios de lo habitual.
De acuerdo con especialistas, esta temporada 2025-2026 estará marcada por la transición del fenómeno de El Niño-Oscilación del Sur (ENSO) en fases alternadas: primero Neutra, después una breve etapa de La Niña y nuevamente condiciones Neutras. Este vaivén climático complica los pronósticos a largo plazo, ya que mientras La Niña suele relacionarse con menos lluvias y mayor calor en invierno, la fase Neutra presenta escenarios más inciertos.
Otros factores de peso son el Vórtice Polar y la Oscilación Quasi-Bienal (QBO). El primero, al debilitarse, permite que masas de aire ártico se desplacen hacia el sur, llegando hasta México. La QBO, cuando entra en fase Este, suele favorecer inviernos más fríos. Este año ambos elementos podrían coincidir, incrementando la probabilidad de irrupciones polares más intensas. A estos se suman la Oscilación Decadal del Pacífico (PDO) y la Oscilación Ártica, que influyen en el bloqueo de sistemas atmosféricos y el flujo del aire frío hacia Norteamérica.
El modelo de referencia de Meteored anticipa que el otoño traerá lluvias significativas por la interacción de ciclones tropicales, ondas y frentes fríos. Aunque el promedio de precipitaciones y temperaturas se mantendría dentro de lo normal, se prevén periodos puntuales de mayor frío y humedad, especialmente en el centro y oriente del país.
En cuanto a frentes fríos, se estima que entre 50 y 55 sistemas crucen México esta temporada. No obstante, los meteorólogos aclaran que la cantidad no siempre refleja la intensidad del invierno: un año puede registrar decenas de frentes con efectos leves, mientras que otro, con pocos sistemas, podría experimentar irrupciones árticas mucho más severas.
La historia reciente muestra precedentes interesantes. En inviernos Neutros como los de 2012-2013 y 2013-2014, México experimentó episodios de lluvias y frío más marcados. Incluso la última gran nevada en Ciudad de México, ocurrida el 11 de enero de 1967, coincidió con una fase Neutra, lo que refuerza la idea de que estas condiciones pueden traer sorpresas.
De confirmarse las proyecciones actuales, el otoño-invierno 2025-2026 podría caracterizarse por un mayor dinamismo atmosférico, con frentes fríos más frecuentes, irrupciones polares más intensas y periodos de lluvias que, aunque menos abundantes que en verano, estarían por encima del promedio habitual de la estación.
Los especialistas advierten que aún faltan más de dos meses para el inicio formal del invierno, por lo que cualquier cambio en la QBO, el Vórtice Polar o la fase del ENSO podría modificar el escenario previsto. Por ahora, México debe prepararse para un cierre de año y arranque del 2026 más frío y lluvioso de lo normal, especialmente en el norte, centro y oriente del país.