
El sábado 24 de mayo se tiñó de luto para la comunidad futbolística de Michoacán. Atziri Galeana, una joven futbolista de apenas 15 años, falleció de manera repentina durante un partido de la final del torneo juvenil femenil celebrado en el estado. El trágico suceso ocurrió en el minuto 27 del encuentro, cuando Atziri, jugadora del equipo Chivas —una escuadra amateur sin relación con el club profesional— colapsó súbitamente en el campo y comenzó a convulsionar, ante la mirada atónita de sus compañeras, rivales y asistentes.
De inmediato, el cuerpo técnico ingresó al terreno de juego para brindarle los primeros auxilios mientras se esperaba la llegada de paramédicos. El ambiente era tenso, lleno de incertidumbre. Pese a los esfuerzos por reanimarla con maniobras de RCP y su traslado a un hospital cercano, la adolescente llegó sin signos vitales y fue declarada muerta poco después. Las altas temperaturas, que rondaban los 34 grados centígrados ese día, podrían haber sido un factor determinante en el desenlace, aunque la Fiscalía General del Estado de Michoacán ya ha iniciado una investigación para esclarecer las causas exactas de su muerte.
Lo más estremecedor para muchos fue el mensaje que Atziri compartió momentos antes del partido, revelado por Femenil LZC, un medio local especializado en la liga femenil: “Hoy me peiné y me vine bonita porque sabía que vendrías a tomar fotos al partido, porfa tómame muchas fotos bonitas mientras juego pa subirlas al insta y para que me subas a tu página”. Este emotivo testimonio, cargado de ilusión juvenil, se convirtió rápidamente en símbolo del profundo dolor que embarga a su comunidad.
Padres de familia y asistentes al partido han señalado que no había un servicio médico adecuado en el lugar y que incluso las entradas de emergencia estaban obstruidas, lo que habría complicado la atención inmediata. Esta denuncia ha despertado una ola de indignación y cuestionamientos sobre la organización y protocolos de seguridad en los torneos de futbol amateur, donde muchas veces la pasión por el deporte se impone sobre las medidas mínimas de prevención.
La Liga Municipal de Fútbol de Lázaro Cárdenas, donde Atziri jugaba, emitió un mensaje de condolencia a través de sus redes sociales, solidarizándose con la familia y lamentando profundamente lo ocurrido. “Nos unimos a la pena que embarga a la familia de la niña Atziri Galeana […] haciendo patente nuestra solidaridad en estos momentos a sus familiares, padres y hermanos, con el deseo de que pronto encuentren resignación y consuelo”.
La muerte de Atziri no solo deja un vacío en su familia y en el equipo que representaba con entusiasmo, sino que también plantea la urgente necesidad de revisar las condiciones en que se desarrollan muchos eventos deportivos en el país. Su historia, ahora tristemente inmortalizada, pone rostro y nombre a una problemática que no puede seguir siendo ignorada.