El presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado de la República, Adán Augusto López Hernández, reconoció abiertamente su relación personal con el empresario Juan Pablo Vega Arriaga, propietario de una de las navieras más importantes del país y proveedor de Petróleos Mexicanos (Pemex), luego de que se difundieran reportes sobre presuntas irregularidades en sus operaciones.
Durante una entrevista en el Senado, el legislador tabasqueño admitió que conoce a Vega Arriaga “desde hace cinco o seis años” y que mantiene negocios con Pemex desde administraciones pasadas. “Efectivamente lo conozco, somos conocidos desde hace cinco o seis años. Es un empresario con contratos con Pemex desde hace mucho más tiempo”, declaró. La declaración ocurre en medio de reportajes que vinculan al empresario con una embarcación detenida por presunto trasiego de combustible robado.
Los señalamientos, que comenzaron a circular en medios nacionales y plataformas digitales, apuntan a que la naviera de Vega Arriaga habría participado en operaciones irregulares en altamar. Sin embargo, el senador evitó responder directamente sobre las acusaciones y atribuyó la difusión de la información a una “campaña de la ultraderecha” y a intereses políticos contrarios a la Cuarta Transformación.
“Donde aparece Loret, evidentemente son asuntos por encargo de Alexis Nickin, de Roberto Madrazo. Es el dolor por la pérdida de contratos en prácticamente todos los estados”, dijo López Hernández, señalando a periodistas y empresarios de impulsar una embestida mediática en su contra.
El legislador insistió en que los ataques provienen de medios de comunicación vinculados al empresario Ricardo Salinas Pliego, propietario de TV Azteca y ADN 40, canales que —según él— operan “como instrumentos de la ultraderecha”. Afirmó que el origen de estas publicaciones está motivado por intereses económicos y políticos afectados por la nueva administración.
“ADN 40 fue uno más de los atracos del señor Ricardo Salinas. Ahora hay una embestida de la ultraderecha. Piensan que el pueblo se va a comprar la farsa que está montando el excéntrico millonario”, expresó el senador, en un tono directo y desafiante.
López Hernández, cercano al presidente Andrés Manuel López Obrador y considerado uno de los operadores políticos más influyentes de Morena, no negó las relaciones empresariales de Vega Arriaga con el Estado, pero buscó desmarcarse de cualquier participación o conflicto de interés. “Es un empresario con contratos desde hace varios sexenios”, reiteró.
Sin embargo, su defensa de la relación y su decisión de responsabilizar a los medios por los señalamientos han generado cuestionamientos sobre su papel dentro del Senado y su congruencia con el discurso anticorrupción del movimiento al que pertenece. En círculos legislativos, algunos senadores han considerado necesario que se transparente el alcance de los vínculos empresariales y políticos de quienes encabezan la agenda del Congreso.
Durante la misma conversación, López Hernández también abordó la agenda legislativa del cierre del periodo, incluida la discusión sobre la reforma al artículo 35 constitucional —referente a la revocación de mandato— y la Ley de Extorsión, que podría votarse la próxima semana. Pero el tema que marcó la charla fue su aceptación pública del vínculo con un empresario bajo sospecha, en medio de un contexto político cada vez más tenso y polarizado.
