Paco Ayala, bajista de Molotov, no se guardó nada y respondió en X a José Ramón López Beltrán tras las pullas que este lanzó contra la banda por sus críticas a la 4T durante un concierto masivo en el Palacio de los Deportes.
El pleito arrancó en el show de los 30 años de Molotov, a finales de octubre, cuando Ayala soltó un “¡que chinguen a su madre a la 4T!” mientras sonaba “Gimme Tha Power”, y el público coreó consignas contra Morena.
José Ramón no se quedó con los brazos cruzados: el 3 de noviembre posteó que la banda eran “panistas de clóset con instrumentos” y que ya no pintaban nada porque ignoraban los avances de su papá.
Ayala contraatacó el 8 de noviembre con un tuit que ardió: “Ya vi que nos escribió el panzón millonario!! Jaja de mega fan a Chairo/idiota! Todos los políticos valen verga pero tu papá más que todos juntos!!”. El mensaje rebasó los 10 mil likes en horas.
Molotov lleva tres décadas dando lata a quien esté en el poder: del PRI al PAN y ahora a Morena; su historial incluye rechazar cualquier invitación oficial para no caer en el “chayote”.
Este round no es el primero: en 2024 Ayala ya había cuestionado las promesas incumplidas de AMLO, y la banda mantiene que su chamba es no callar ante el abuso, sin importar el color del gobierno.
En redes la cosa se dividió rapidito: unos aplauden a Molotov por hablar claro, otros defienden a López Beltrán y presumen números de pobreza y nearshoring; los hashtags #MolotovVs4T y #GimmeThaPower siguen dando lata.
Medios serios como Proceso e Infobae cubrieron el intercambio y lo ven como otro capítulo del choque eterno entre rockeros independientes y la clase política que pide lealtad.
Hasta esta tarde del 10 de noviembre no hay demandas ni amenazas oficiales, pero el tema sigue calentito en TikTok, Facebook y las calles de la CDMX donde los fans repiten la frase de Ayala como si fuera nuevo himno.
La bronca pone en la mesa la pregunta de siempre: ¿hasta dónde llega la libertad de expresión cuando un micrófono apunta directo al poder? Molotov responde con su trayectoria: siempre del lado de la patada, sin pedir permiso.
