
La tarde del 29 de mayo, vecinos de la colonia Morelos, en la Ciudad de México, se enfrentaron con elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) al oponerse a la conversión de la Escuela Libre de Homeopatía en un albergue para migrantes. El conflicto estalló cuando las autoridades intentaron asegurar el inmueble, lo que provocó la indignación de los residentes locales.
La Escuela Libre de Homeopatía, ubicada en la calle Peralvillo, ha sido por décadas un símbolo en la zona, ofreciendo servicios educativos y médicos a generaciones enteras. El gobierno capitalino plantea ahora transformar este inmueble en un centro de atención para personas en situación de movilidad, bajo el argumento de que el edificio se encontraba cerrado y con signos de ocupación irregular.
Vecinas y vecinos manifestaron su inconformidad con el proyecto, argumentando que no fueron informados ni consultados. También expresaron temor por posibles afectaciones a la seguridad y el tejido social del barrio. La protesta escaló rápidamente, derivando en enfrentamientos con la policía y situaciones tensas, como el uso de objetos para impedir el paso de los agentes y el intento de liberar un perro como forma de resistencia.
La alcaldía Cuauhtémoc cuestionó la falta de diálogo con la comunidad y exigió la instalación de una mesa de trabajo para discutir el destino del inmueble. La alcaldesa subrayó la importancia de respetar la voluntad de las y los habitantes y de tomar en cuenta el contexto social de la zona antes de imponer decisiones desde el centro del poder.
Desde el gobierno central se acusó a ciertos actores políticos de azuzar a la población para tomar el inmueble por la fuerza y obstaculizar los trabajos de intervención. Se anunció incluso la posibilidad de presentar denuncias penales contra quienes resulten responsables por la toma ilegal del predio.
A pesar de los momentos de tensión, no se reportaron personas detenidas ni lesionadas. El inmueble permanece custodiado por elementos de seguridad, mientras los vecinos mantienen la vigilancia y aseguran que no permitirán su transformación sin que exista un consenso previo.
Este episodio revela la urgencia de mejorar los mecanismos de participación ciudadana, especialmente en decisiones que impactan directamente a las comunidades. La falta de diálogo institucional solo genera desconfianza y polariza posturas, incluso cuando se persiguen fines sociales como el apoyo a personas migrantes.
Cualquier solución de fondo deberá reconocer la importancia del tejido barrial y considerar las preocupaciones legítimas de quienes habitan la zona. Migración y seguridad no tienen por qué ser asuntos incompatibles, pero sí requieren sensibilidad, escucha activa y planeación conjunta.