La Presidenta asegura que el entusiasmo en el Zócalo no fue producto de compra de asistencia.
Carlos Lara Moreno
En el marco del séptimo aniversario de la Cuarta Transformación, la Presidenta Claudia Sheinbaum descartó que su Gobierno recurra a la entrega de dádivas para garantizar la asistencia ciudadana a actos públicos.
«Nunca aceptaríamos eso, siempre hemos estado en contra de cualquier dádiva a cambio de participar en un evento. Eso no debe ocurrir”, afirmó en conferencia mañanera desde Palacio Nacional.
El pronunciamiento se dio tras la concentración masiva del pasado sábado en el Zócalo capitalino, donde sindicatos y organizaciones gremiales ocuparon la plancha desde la madrugada para acompañar a la Mandataria.
Los contingentes más numerosos fueron los del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) y la Confederación Autónoma de Trabajadores y Empleados de México (CATEM), que arribaron antes de las 2 de la mañana.
También se hicieron presentes electricistas, petroleros, telefonistas, ferrocarrileros, burócratas de distintos estados y la Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos (CROC).
Corporativismo en la plaza pública
Antes de que Sheinbaum subiera al templete para encabezar el festejo, las organizaciones sindicales ya habían librado su propia batalla: la disputa por cada centímetro de la plancha.
Entre empujones, cintas improvisadas y banderas usadas como estacas, el corporativismo histórico volvió a ocupar la plaza pública como si nunca se hubiera ido.
La escena evocó los viejos desfiles priistas de los años ochenta, cuando cada bloque sindical defendía su espacio como símbolo de fuerza política.
En esta ocasión, electricistas, petroleros, telefonistas, burócratas, ferrocarrileros, CROC, CTM y CATEM compitieron por territorios, reproduciendo prácticas que parecían superadas pero que reaparecieron en el festejo de la 4T.
“El entusiasmo fue genuino”
Sheinbaum insistió en que la movilización no fue producto de incentivos materiales, sino de convicción política.
«No hubiera habido la cantidad de gente ni el entusiasmo que había en el evento si esa hubiera sido la forma de convocatoria”, subrayó.
La Presidenta sostuvo que la asistencia masiva reflejó respaldo ciudadano y no una estrategia de acarreo.
«Siempre hemos estado en contra, nunca lo vamos a probar, no es la manera en que nosotros actuamos, ni la que utilizamos para convocar a una movilización. Y segundo, eso se nota de inmediato”, añadió.
Entre la celebración y la disputa sindical
El festejo por los siete años de la Cuarta Transformación se convirtió así en un doble escenario: por un lado, la celebración oficial encabezada por la Presidenta; por otro, la pugna sindical por visibilidad y espacio. La plancha del Zócalo, más que un lugar de concentración, se transformó en un tablero de poder donde cada organización buscó marcar presencia frente al nuevo régimen.
